domingo, 2 de agosto de 2015

EL TOPO QUE QUERÍA SABER QUIÉN SE HABÍA HECHO AQUELLO EN SU CABEZA - Werner Holzwarth y Wolf Erlbruch

Título: El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza
Autores: Werner Holzwarth y Wolf Erlbruch
Editorial: Alfaguara


Si existe un cuento que gusta a niños y mayores ese es el "cuento del topo". Un clásico contemporáneo que ya tiene sus añitos y que sigue haciendo reír a todo aquel que lo coge entre sus manos...

Narra la historia de un topo que un día salió de su madriguera y le cayó una cosa marrón en la cabeza. Estaba muy enfadado y quería saber quién había sido el culpable: le preguntó a la paloma, al caballo, a la liebre, a la cabra, a la vaca y a la cerda.... Pero ninguno había sido. Todos le enseñaron como hacían ellos "aquello" y en ningún caso se parecía a lo que el topo llevaba puesto.
Cuando ya estaba a punto de desistir, se encontró a dos moscas negras y gordas que dictaminaron sin duda que "aquello" lo había hecho un perro... ¡Hermenegildo, el perro del carnicero!
Veloz como un rayo se encaramó a su caseta y dejó caer una habichuela diminuta y negra que aterrizó justo en su cabeza.
Feliz y contento, el topo volvió a desaparecer dentro de su agujero.

Cada vez es más frecuente, que la literatura infantil trate temas tabú, como la muerte, el sexo, o en este caso, la "caca". Pero, si nos situamos en 1989 cuando salió la primera edición, este libro marcó un antes y un después. Y es que su autor unió dos de temas favoritos de la gran mayoría de público: una pequeña historia de detectives, llena de conflicto y misterio; y la caca, humor del básico y simple. Además, su estructura repetitiva ahonda en la broma y hace que los niños participen en lo absurdo de la situación: encontrar al responsable de ese apestoso sombrero.

En los años que llevo trabajando (que no son muchos, todo hay que decirlo) y atenta al mundillo de la LIJ (algunos más), la crítica más frecuente que he oído/leído a otr@s maestr@s es que no les gusta que el topo se vengue del perro dejándolo un regalito encima, piensan que la historia se podría cerrar de una forma más "políticamente correcta"...
A mi me resulta muy interesante que los libros tengan antihéroes y contravalores, que inviten a la reflexión y al debate, y permita a los niños identificarse con otra serie de cualidades igual de humanas, aunque no sean tan apropiadas o corteses. A parte de la gracia que hace... ¡Qué eso siempre suma!

Las ilustraciones son muy sencillas y concretas, realizadas con plumilla y lápices de madera. Acompañan genial al texto, que se hace grande o pequeño en función de la intensidad de lo que narra. Además, las descripciones de las cacas (muy gráficas)se meten entre paréntesis para hacer una especie de mágica acotación teatral.

Es un libro tan popular, que podemos encontrar mil versiones en las librerías: con sonido, en formato cuadrado, apaisado, de cartoné, de papel... ¡Infinitos!


Pese a que puede resultar un poco controvertido, es muy utilizado en los colegios para trabajar los animales (y sus cacas), valores, el control de esfínteres... y para reír y disfrutar con los peques.
Si después de leerlo jugáis a hacer cacas de plastilina, el éxito está totalmente asegurado. Si se las llevan a casa, las risas durarán 3 días... ¡Un libro genial e imprescindible!


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